lunes, 29 de noviembre de 2010

¿Es la verdad?

La mayor parte de nuestros conocimientos son creencias, es decir, no se derivan de un análisis empírico de su contenido ni los hemos sometido a ningún tipo de prueba que permita la intersubjetividad. Creemos  por qué sí (credo quia absurdum) o porque siempre ha sido así o porque conviene a nuestros intereses, pero también por confianza en la fuente (autores, medios de comunicación, autoridades de diverso pelaje), o porque compartimos esa creencia con otros. En estos casos, "anclamos" nuestra creencia en otros y, precisamente porque compartimos, es por lo que creemos.
No hay escapatoria para la creencia. Por más que sigamos sometiendo a examen lo que creemos y abandonemos algunas creencias (por ejemplo, que la Tierra está fija y es el Sol el que da vueltas a su alrededor, como muestran los sentidos), la mayor parte de nuestros conocimientos seguirán siendo creencias y nada nos dice que sean verdaderas o falsas excepto esos criterios externos (no es impensable que la Tierra esté fija; lo que sucede entonces es que los cálculos se hacen más complicados). Lo más que se puede hacer, en búsqueda de la verdad, es pertenecer a grupos diferentes (anclar nuestras creencias en grupos distintos) y, a ser posible, que esos grupos sean heterogéneos en su composición.
La ventaja de esta última opción es que genera una cierta tolerancia o, si se prefiere, un cierto respeto hacia las creencias de los demás. Cuando uno no sale de un grupo y, encima, es homogéneo, lo más probable es que sea intransigente ya que tiene asegurado el acceso a la Verdad.

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