Todo esto no quita para mi admiración hacia aspectos de la vida estadounidense. Que una candidata al senado use dinero de la campaña para gastos personales, allí no sólo es un delito sino que es perseguido judicialmente. En España, de producirse (no la apropiación indebida, que sí se produce, sino la judicialización), sería por ajustes de cuentas dentro del propio partido y lo que sería extraño no es que se produjese la apropiación sino que se castigase.
Reflexiones compartidas buscando comprender lo que sucede en la comunidad, promover lo que pueda ser mejor para todos y más equitativo y fomentar la amistad y el respeto mutuo.
lunes, 27 de diciembre de 2010
Viajar a USA
Todo esto no quita para mi admiración hacia aspectos de la vida estadounidense. Que una candidata al senado use dinero de la campaña para gastos personales, allí no sólo es un delito sino que es perseguido judicialmente. En España, de producirse (no la apropiación indebida, que sí se produce, sino la judicialización), sería por ajustes de cuentas dentro del propio partido y lo que sería extraño no es que se produjese la apropiación sino que se castigase.
jueves, 23 de diciembre de 2010
un año bajo el signo del miedo
Un año bajo el signo del miedo
José Asensi Sabater
El año transcurrido ha sido bueno para los que cuentan con recursos, seres sin problemas que han tenido la oportunidad de elegir y de optar para mantener su capital a buen recaudo. Para la gente del común, para las empresas pequeñas y medianas, ha sido un tiempo de angustia y desesperanza.
Dado que el epicentro de la crisis se sitúa bajo nuestros pies, varias cosas se han puesto de manifiesto: la primera es que el estilo de vida occidental está tocado. El Estado, el anciano ente soberano, se ha desvanecido como un espejismo, y con él la promesa de cohesión social por la que, en gran medida, se justificaba. Entre la arrogancia del gran capital, por un lado, y Wikileaks por otro, le han despojado de sus ropajes, dejándole a la intemperie. El vacío creado ha sido ocupado por otros poderes que se mueven a sus anchas sin más límites que los que así mismos les place darse.
La crisis ha venido a mostrar que la relación de confianza entre la gente y sus representantes políticos ha hecho aguas. La democracia, tal como se entendía, ha resultado seriamente dañada, de suerte que la distancia entre el comportamiento errático de la clase política y el electorado no ha hecho más que agrandarse hasta adquirir dimensiones abismales. Los partidos políticos y otros entes representativos del trabajo o de la empresa han adquirido un aire fantasmal, por lo que no es de extrañar el descrédito que les afecta. Tanto da que se trate del grupo en el poder como del grupo de recambio, puesto que uno y otro obedecen a mandatos que no son los de sus votantes.
La batalla, en fin, contra los autores y los instrumentos del estropicio que padecemos no sólo no se ha ganado sino que los más han sido derrotados. Verdaderamente se puede decir que el siglo XXI, que debutó con la siniestra destrucción de las Torres Gemelas, se ha visto confirmado con la ola devastadora de la crisis. Las cosas, pues, no serán jamás como fueron.
Cuesta entender, sin embargo, que cambalaches tales como el que la deuda privada se haya convertido en pública -para que los ventajistas multipliquen aún más sus ganancias en el gran casino de las finanzas globales, donde abundan los estafadores- se haya consumado sin que la multitud de damnificados alce su voz. Motivos para ello hay, pero algo lo impide.
Lo que lo impide, a mi modo de ver, es el clima gélido de miedo que se ha expandido por doquier hasta penetrar por los poros y las mentes de la gente. El miedo es libre, sin duda. Pero estamos ante un miedo inducido, sistémico, que suele ser el acompañante oscuro de todas las grandes crisis. Un miedo que emana de distintas fuentes, desde los discursos aparentemente inocentes y entretenidos que ponen fecha a la llegada del fin del mundo, en sus distintas variantes escatológicas, hasta los relatos más verosímiles que hablan de que el planeta ha llegado a rebasar sus límites y que el crecimiento por el crecimiento no es una buena idea.
En este escenario cada cual recrea y agudiza sus propios miedos. Temor a los mercados y a sus cábalas. Temor a perder señas de identidad. Miedo a los chinos, a los desastres potencialmente mortíferos de guerras por venir. Miedo al terror, que a veces se confunde con el Islam. Miedo a quedarse sin empleo o a no recuperarlo. Miedo al otro, sea inmigrante o extranjero. Miedo al futuro, a los recortes y el empobrecimiento. Miedo a hablar y a manifestarse, bajo la amenaza de un temor inconcreto que divide cualquier movimiento de protesta, que estrangula la autoestima y bloquea todo atisbo de esperanza.
El mensaje que cabría dar en el año de comienza es, precisamente, sacudirse el miedo de encima. No sabría decir cómo se hace esto y cómo sería posible superarlo desde las situaciones más o menos desventajosas en las que cada cual se encuentra. Sí creo que las ideologías del siglo XX ya no son un refugio seguro ni cabe encontrar en ellas una guía tranquilizadora. Creo también que la propia situación genera anticuerpos. Se trata de aceptar el hecho de que el mundo es como es y no como nos gustaría que fuera, pero que puede ser cambiado, al igual que nuestras vidas.
Otra prueba
miércoles, 1 de diciembre de 2010
creidos y descreidos
Tras la "muerte de Dios", esto ya no es posible. Ningún absoluto certifica ya la Verdad. Habrá que acostumbrarse.
Gracias por tu reflexión, José María
Julian Assange
Julian Assange
José Asensi Sabater
El acontecimiento del momento, dejando a un lado la crisis económica y sus efectos, es la irrupción en la escena mundial de Julian Assange y de su herramienta virtual de la “verdad” de la era global, Wikileaks.
Sobre el escurridizo Assange, líder de Wikileaks, se sabe casi todo: no vamos a descubrirlo aquí. Ha hecho saltar candados que guardan celosamente los secretos de Estado, sorteando los intricados códigos encriptados o sin encriptar y poniendo al descubierto una parte de la realidad oculta que, antes de Wikileaks, sólo era contrastada (si bien intuida) tiempo después de que los hechos se hubieran enfriado. Si algo se puede decir de la era global es esto: el presente. Los acontecimientos se dan en tiempo real. El futuro es ahora.
La principal víctima del zarpazo de Wikileaks es el Estado (más bien su concepto), en cuanto que el Estado venía definido en los manuales como un ente autosuficiente, es decir, soberano, y en cuanto que guardaba la memoria de sus relaciones con otros estados, con amigos y enemigos, interiores o exteriores, y necesitaba ocultar la información sensible para preservar su seguridad y velar sus intenciones. La crisis del Estado es un viejo tema que tiene por lo menos cien años de historia: Wikileaks le ha dado la puntilla al señalar que el rey está desnudo. ¡Bienvenidos al presente!
Por el momento, el punto de mira de Assange está fijo en la superpotencia norteamericana, lo que no es casual. Desvelar la gestión de la superpotencia en las guerras de Afganistán o Irak, el maltrato jurídico y físico de los presos de la Base de Guantánamo, el comportamiento de los soldados y las violaciones de los derechos humanos, son sin duda hechos noticiables que el público tiene derecho a conocer y los periódicos a publicar para general conocimiento. También entra en la categoría de lo noticiable, por ejemplo, la sensible acogida por parte de sectores del poder judicial español a las presiones de la diplomacia norteamericana, obsesionada con evitar las peores consecuencias de la ley de jurisdicción universal por delitos de lesa humanidad o por los “vuelos de la muerte”, todos ellos hechos denunciados en su momento sin mayores consecuencias.
Otros “papeles” publicitados por Wikileaks no entran, sin embargo, en la categoría de lo noticiable, a mi modo de ver. La última entrega, por ejemplo, que pone al descubierto opiniones e informes de la diplomacia norteamericana en sus encuentros y conversaciones con líderes de diversos países roza el chismorreo político. Salvo para los analistas de la condición humana, saber qué piensa el embajador de turno de Zapatero, Rajoy, Merkel, Putin, Medvédev, Sarkozy, etcétera, no aporta gran cosa y se desliza hacia el reality show. Toda diplomacia se desenvuelve en un contexto paranoico y utiliza dos lenguajes: el propiamente diplomático, ajustado a la cortesía y a las reglas, y el normal, que transmite en secreto a sus jefes.
La cruzada del ciudadano Assange por la transparencia y la “verdad” tiene aspectos claro-oscuros: claros, cuando delata crímenes y tramas criminales del poder que toda persona civilizada condenaría; oscuros, cuando pone en peligro la seguridad de personas y de colectivos enteros. A mi me parece que Assange, cuando aboga por la total transparencia en su lucha contra los poderes establecidos, se dirige a un auditorio ideal que, al parecer, no tiene en cuenta que el “polemos” existe, o sea, guerras, militares o simplemente económicas, amenazas, discursos contradictorios y éticas diferentes. Los gestores a su turno de los Estados pueden estar podridos, pero los Estados proporcionan seguridad frente a amenazas reales o potenciales. Desnudar al poder no puede ser un objetivo en sí mismo, pues otras instancias asimismo poderosas se aprovecharán de ello.
En el mundo real el secreto tiene que existir en alguna medida, aunque ya no bajo la forma grosera del secreto de estado de épocas pasadas. También las personas (de las cuales el Estado es reflejo) necesitan un reducto de secretos. La transparencia total haría de la sociedad algo inaguantable e imposible. De ahí que un fino analista, Miguel Angel Bastenier, diga de Assange que pertenece a una “corriente ácrata, de origen protestante puritano, lejanamente basada en el libre examen de la Biblia, furibundamente reivindicadora de los derechos individuales” y que “cualquiera que sea su religión o ideología –si la tiene- no es un activista de derecha o de izquierda, sino un ciudadano en rebelión contra las instituciones”.
Con Wikileaks el mundo ha dado otra vuelta sobre su eje. Es el ángel y el demonio deconstructor. Su vida, por tanto, corre peligro.
lunes, 29 de noviembre de 2010
¿Es la verdad?
miércoles, 24 de noviembre de 2010
tambores de guerra
Tambores de guerra
José Asensi Sabater
Yo supe que la joven generación saharaui estaba en la idea de desbordar a la vieja guardia del Frente POLISARIO por un alumno saharaui que casualmente conocí meses atrás en uno de mis cursos. Después de veintitantos años de un alto el fuego en la zona, esperando y esperando a que se moviera algo en Naciones Unidas, o con ocasión de las giras de los diferentes enviados internacionales, era lógico que algo tuviera que pasar.
Me comentó algunas cosas como que la comunidad saharaui está cansada y desesperada, pudriéndose lentamente en los campos de Tinduf, con el puro desierto como entorno, mientras la ocupación marroquí prosigue y se adueña de hecho de los destinos del territorio. Y también mencionaba que una porción de los propios saharauis se pasa a las filas del enemigo con tal de aprovechar las prebendas que ello conlleva y que tan generosamente dispensa en estos casos el Rey de Marruecos.
Es comprensible entonces que la joven generación no esté de acuerdo con que una Autonomía para el territorio del Sahara Occidental sea la única opción, pues sabe de sobra que encierra el peligro de ser el paso definitivo hacia la asimilación. La salida, pues, a la que está abocada, es la de golpear los tambores de guerra para hacerse oir. Una guerra que, a pesar de que probablemente esté perdida para ellos, puede ser cruenta y larga. No hay que olvidar que los señores del desierto son los saharauis, ante quienes el muro levantado por Marruecos para defender la ocupación no es un obstáculo insalvable.
La guerra, como tal, no es lo recomendable, pensé y le dije, máxime cuando él mismo podría ser movilizado una vez que los primeros mil combatientes cayeran en el campo de batalla. Una guerra siempre es un desastre en todo caso. Pero precisamente por ello algo más habría que hacer para evitarla.
Aquí en España a los saharauis se les quiere y aprecia y muchos son los españoles que mantienen lazos de solidaridad con este pueblo sufriente. Permanece en la conciencia histórica de los españoles, como una mancha indeleble en la hoja de servicios, que el régimen de Franco, con el dictador ya en las últimas, entregara el territorio al reino Marruecos en 1975, desentendiéndose de sus responsabilidades internacionales. Aquello fue posible porque “la marcha verde” no fue un movimiento urdido sólo por Marruecos, sino avalado y garantizado por los Estados Unidos y Francia, sus aliados objetivos en la zona.
Desde entonces, la reversión del proceso por vía legal es una variante de lo imposible. La situación está bloqueada y el paso del tiempo sólo favorece al ocupante de hecho. Las resoluciones de Naciones Unidas, a favor de un referéndum de autodeterminación, o las del Tribunal Internacional de Justicia reconociendo los derechos del pueblo saharaui, son papel mojado ante los hechos consumados. Hace mucho tiempo que la autodeterminación tiene el aspecto de una entelequia, mientras que gana adeptos la idea de la Autonomía, que, como dije, corre el peligro de estar administrada en beneficio del ocupante.
España, cada vez más alejada de la primera línea de intervención en el conflicto, ha cambiado hace tiempo de posición sin dar explicaciones. Encajonada entre Marruecos y Argelia, las dos potencias locales, y con problemas geoestratégicos propios, apenas puede asomarse por el escenario. De manera que viene manteniendo un perfil deliberadamente bajo, un perfil que en los últimos tiempos –y más aún a raíz del asalto brutal al campamento de El Aiun- se decanta ya sin tapujos (alguien diría sin complejos) por el apoyo al ocupante.
La realpolitik que, en general, exhibe el Gobierno español de un tiempo a esta parte en todos los frentes y en todos los temas va más allá de lo razonable. Tampoco es necesaria una exhibición tan descarnada, sobre todo en este caso. Supongo que esto no le granjea adhesiones entre sus simpatizantes de izquierda, y así se han expresado éstos en diferentes foros. Hace cuatro días, como quien dice, la flamante ministra de exteriores, Trinidad Jiménez, se iba de manifestación en apoyo al pueblo saharaui. Otros muchos socialistas (se dice que Pedro Cerolo está desolado) están sumidos en el desconcierto. Una protesta formal y una denuncia en toda regla frente a la violación de derechos humanos y al bloqueo informativo dictado por el Gobierno marroquí era lo mínimo esperable.
Dudo que todos estos considerandos logren apaciguar los ánimos del alumno que mencioné. El Gobierno español tiene una posición difícil, sin duda, pero está obligado a hacer algo más, teniendo en cuenta que, con su pasividad, agudiza el conflicto, y, en última instancia, tampoco por esta vía defiende eficazmente los intereses de España. La guerra no es la solución, pero el amordazamiento sine díe del pueblo saharaui tampoco.
lunes, 22 de noviembre de 2010
El problema no es la corrupción
domingo, 21 de noviembre de 2010
La lucha contra la corrupción antes de que se produzca
Para prevenir la corrupción hay que saber cómo funciona. Quizás valga la pena recordar ([1]) que:
sábado, 20 de noviembre de 2010
La lucha contra la corrupción cuando ya se ha producido
viernes, 19 de noviembre de 2010
La lucha contra la corrupción como parte de la mala imagen de los partidos
El tratamiento dado a los casos de corrupción ha producido una deslegitimación de la clase política en general (aquí y en todo el mundo) y, en particular, un desprestigio del PSOE en España. Es un fenómeno demasiado global como para darle un tratamiento local y local y localista es España. La mundialización de los comportamientos corrompidos parece tener que ver con los siguientes factores:
jueves, 18 de noviembre de 2010
El problema de la corrupción y sus soluciones
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Algo no funciona en política
La primera, un largo paseo, hoy, en Barcelona por el Raval hasta acabar en el restaurante donde habíamos quedado y donde hemos pasado del catalán al castellano y viceversa sin ninguna dificultad. Pero en el ambiente circundante he escuchado todo tipo de lenguas incomprensibles, he visto trajes propios de otros países, tipos diferentes al españolito (o catalán) medio y me he detenido ante una "carnisseria islámica" (rotulada en catalán, of course) y ante cada rótulo que indica un origen extra-peninsular. Lo que me hace pensar que algo no funciona es que no he visto absolutamente nada que me hiciera pensar que hay una campaña electoral allí, cosa que sí se ve en las Ramblas adyacentes o en la Gran Vía, por donde también he paseado. ¿No cuentan? ¿No votan? ¿No pagan impuestos? (no taxation without representation). No es un barrio marginal (aunque hay pancartas por un "barrio digno"), pero sí está marginado de la res pública.
La segunda fue el lunes, cuando, en Valencia me encontré con que la Generalitat Valenciana hace lo mismo que todas las administraciones: lo que va bien, es gracias a ellos; lo que va mal, es por culpa de otra administración, sea de rango superior o inferior. El caso es que, siendo el AVE competencia del Ministerio de Fomento del gobierno central, los carteles hablan de que "entre todos lo hemos conseguido" y firma la Generalitat. Ha sido la tónica: cuando había empleo, era gracias al gobierno autónomo; ahora que hay desempleo, es por culpa del gobierno central.
La tercera va en la misma línea y se refiere al ayuntamiento de mi pueblo, gobernado por un partido diferente al anterior, pero que hace exactamente lo mismo. Nos reunió el alcalde a un grupito de profesionales vecinos del pueblo en teoría para escuchar nuestras opiniones sobre qué se ha hecho y qué se podría hacer. En realidad, era para explicarnos lo bien que lo han hecho todo y, si algo ha ido mal, es, por supuesto, por culpa de la Diputación, la Generalitat y, con la boca pequeña, el gobierno central.
Lo que, en mi opinión, no funciona es este insulto a la inteligencia sistemático o, si se prefiere, esta incoherencia igualmente sistemática. En general, cuando un dato no encaja con sus intereses o sus ideologías, el dato es suprimido. Físicamente, no. Pero políticamente sí.
DEBATE SOBRE EL SILO DE HARINAS MAGRO
En primer lugar, expreso mi respeto hacia las opiniones a favor de conservar el silo. No sería el primero que se restaura y dedica a otros fines. No obstante, a los “conservacionistas” se les puede hacer algún reproche, ya que el proyecto de la entrada del AVE a la estación de Alicante redactado por la empresa pública ADIF en el que se incluye la demolición del silo ha pasado todos sus pertinentes trámites de aprobación de antecedentes, con sus correspondientes exposiciones al público sin que se hayan utilizado por nadie para presentar alegación alguna a este respecto.
En todo caso, tan respetable debe ser esta opinión como la contraria. Llama la atención que en el blog Alicante Vivo se vitupere y ridiculice a una persona que ha opinado en contra, y además quedando en el anonimato seguramente por miedo a que, al publicar su opinión, se le pudiera dar el trato que efectivamente se le ha dado. No ha ayudado nada que en esa opinión también se viertan descalificaciones a los “conservacionistas”.
Debates como éste, aunque tardío y por tanto inoportuno porque conlleva posibles retrasos en una obra estratégica para nuestra ciudad, son muy útiles y hasta recomendables para una comunidad viva y preocupada por asuntos que atañen a la cultura y a la historia de nuestro pueblo.
Pero para que sean auténticos debates el principio básico es que deben plantearse con seriedad, que quiere decir estudio y documentación; con respeto, escuchando todas las opiniones, y con espíritu abierto, buscando la mejor de las soluciones.
Es demasiado frecuente en estos tiempos comprobar que determinada línea de opiniones parecen vetadas, y los que las expresan deben ser marcados con un determinado estigma de “destructor-constructor, anticultural, retrógrado, etc”. Esto no es debatir, no hagamos caso a los programas de la “tele”. Los “conservacionistas” arquitectónicos no tienen la razón absoluta por definición, como tampoco la tienen los “demolicionistas” y que la Real Academia me perdone.
Por lo tanto, seamos capaces de mantener este debate dentro de las reglas y dará con seguridad frutos positivos. Lo contrario es romper, separar, dividir nuestra sociedad. Y hoy más que nunca nos necesitamos unidos. Retomemos la senda de la auténtica cultura: discrepar si es preciso, pero con gentileza.
En cuanto a lo del silo, pedir su conservación requiere mucho más estudio que los bocetos y opiniones lanzadas hasta el momento. Lo que sí digo no es opinión, sino un dato objetivo: tal silo no está catalogado como edificio a conservar en nuestro Plan General, que es la norma básica para estas cuestiones. Esto podrá parecer prosaico a los “conservacionistas”, pero los arquitectos son profesionales del Urbanismo y deberían manejar estas cuestiones.
Esta ciudad nuestra no está huérfana de criterios al respecto. Tenemos una normativa urbanística y está para ser cumplida, mientras no se modifique.
Que el silo justifique una catalogación nueva es “harina de otro costal”, y perdón por la imagen.
martes, 16 de noviembre de 2010
PRIMERAS REFLEXIONES.
Quiero dejar constancia aquí de cómo y porqué ha empezado todo esto, la idea de crear este blog y ponernos a decir cosas en él. Un buen día, motivados por la idea de intentar hacer que nuestro club, el Rotary Club de Alicante tuviera más presencia en nuestra comunidad, algunos de nosotros acordamos empezar a escribir cosas para que pudieran ser leídas por los demás. Como dice José María, somos de lo más heterogéneo. Profesionales de distintos campos y de diferentes tendencias, pero que tenemos en común lo que es imprescindible para pertenecer a un club como el nuestro: el espíritu de servicio, la fe en la amistad y la convicción de que una sociedad es mejor si la ética personal y pública está presente en sus relaciones.
La idea es ofrecer nuestra visión de la comunidad en la que vivimos, pasada por el prisma de los principios rotarios. Una vez me atreví a resumirlos como “la ética de la solidaridad”.
De aquí, de este blog que inicia su andadura, pueden salir buenas cosas. En principio, se podrá disfrutar de la lectura, en el mismo espacio, de autores como José María Tortosa, Pepe Asensi, Paco Poveda o Jaime Blanco. Yo espero disfrutar de ello y aprender todo lo que pueda de vosotros.
Mientras tanto, irán cayendo textos, ideas, opiniones, que como las gotas de agua un día pueden fluir, arrastrar y limpiar.
Larga vida a este blog. Bienvenidos todos.